
Por: Li Baorong, Embajador de China en Venezuela.
Desde la antigüedad, Taiwán es una parte inalienable del territorio de China. En el año 230 d.C., el Período del Los Tres Reinos, «Nomenclátor Geográfico Litoral» del Reino Wu ya tenía notas documentales sobre Taiwán. En la Dinastía Yuan (1271d.C.–1368d.C.), el Gobierno Central estableció la administración en Taiwán para ejercer su jurisdicción ahí. En el siglo XVII, Zheng Chenggong, gran héroe nacional, expulsó a los colonizadores holandeses y rescató Taiwán. Desde la época moderna, todo el pueblo chino, incluyendo el de Taiwán, resistía tenazmente contra la invasión y colonización del militarismo japonés. La Declaración de El Cairo emitida en diciembre de 1943 aclara que todos los territorios que Japón robó a China, incluyendo Taiwán, serían restituidos a China. La Proclamación de Potsdam publicada en julio de 1945 reafirmó que los términos de la Declaración de El Cairo tenían que llevarse a cabo. Tanto a la luz de la historia como del derecho Internacional, Taiwán es una parte inalienable del territorio de China.
En el año 1971, la Asamblea General de la ONU adoptó la Resolución 2758, que decide restaurar los derechos legítimos de la República Popular China en la ONU. El principio de Una Sola China, cuyo contenido vital es que sólo hay una China en el mundo, Taiwán es una parte inalienable del territorio de China, y el Gobierno de la República Popular China es el único legítimo Gobierno que representa a toda China, que sirve como la base política de los intercambios del Gobierno chino con otros países, se ha convertido en un consenso mundial de la comunidad internacional y una norma básica de relaciones internacionales. Hasta la fecha 181 países, incluyendo los EE.UU. y los países occidentales, han establecido relaciones diplomáticas con China con base en su reconocimiento y respeto del principio de Una Sola China. No obstante, después del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre China y los EE.UU., la Parte estadounidense ha tomado muchas veces malas acciones que violan el principio de Una Sola China, los tres comunicados conjuntos China-Estadounidenses y el derecho internacional, dictando unilateralmente la llamada “Ley de Relaciones con Taiwán” y las llamadas “Seis Garantías para Taiwán”, con el propósito de contener a China utilizando a Taiwán.
Hace pocos días, Nancy Pelosi, Presidenta de la Cámara de Representantes de los EE.UU., ignorando las advertencias severas de China realizó tercamente una visita a la Región de Taiwán y dejó a las autoridades del Partido Progresista Democrático de Taiwán una señal muy errónea de que los EE.UU. respalde el intento de busar la “independencia de Taiwán”, lo cual no solamente ha causado las tensiones actuales en el estrecho de Taiwán, sino también graves amenazas para la paz y la estabilidad mundiales. Esto es totalmente una deliberada provocación creada por los EE.UU., por lo cual la Parte estadounidense y las fuerzas separatistas que busca la “independencia de Taiwán” tienen que asumir todas las responsabilidades y enfrentar las graves consecuencias. Es el derecho sagrado e inviolable del pueblo chino defender la soberanía nacional y la integridad territorial. La Parte china se opone categóricamente cualquier intriga de la Parte estadounidense de violar la soberanía y la integridad territorial de China, ha aplicado una serie de contramedidas totalmente razonables y justificadas, e insta a la parte estadounidense a respetar seriamente los intereses fundamentales y las principales preocupaciones de la Parte china, a acabar con la ilusión de “contener a China con Taiwán”, y a abstenerse de seguir por el camino equivocado. El pueblo tiene su juzgamiento justo de lo bueno y lo malo en su corazón. Después de la visita de Pelosi a la región de Taiwán, el G7 publicó la llamada “declaración” sosteniendo su sueño de la Coalición de los Ocho Poderes y pretendiendo repetir sus bandidajes imperialistas.
Sin embargo, se han olvidado de que el pueblo chino se ha puesto de pie y que la época de dominación hegemónico de las potencias imperialistas ha acabado. Como lo que dice el Sr. Wang Yi, Consejero de Estado y Ministro de Relaciones Exteriores de China, frente a la reunificación completa de China, una tendencia predominante de los tiempos y un paso inevitable de la historia, el pueblo chino cuenta con la determinación de unirse como una sola persona para aglutinar una fuerza indestructible y, más importante aún, la capacidad de salvaguardar resueltamente la soberanía y la dignidad nacionales. Al mismo tiempo, más de 170 países y organizaciones internacionales han pronunciado voces justas reiterando su apoyo al principio de Una Sola China y a la defensa de China para su soberanía nacional e integridad territorial. En comparación con la corriente predominante de la historia y los gritos justos de la comunidad internacional, ¡¿ qué más es el G7 que un nido de ratones?! La Parte china agradece sinceramente al Gobierno Bolivariano, la Asamblea Nacional, el PSUV y los amigos de Venezuela por el firme apoyo para China en la cuestión de Taiwán. Con los principios de respetar mutuamente la independencia, la soberanía y la integridad territorial, la Parte china está dispuesta a reforzarse junto con todos los países y pueblos amantes de la paz a defender y desarrollar los intereses comunes de toda la humanidad, a promover la seguridad y estabilidad mundiales, y a construir conjuntamente la Comunidad del Destino Humano. Al mismo tiempo, advertimos dignamente a los EE.UU. y al Occidente: ¡los que juegan con el fuego acabarán quemándose!
Artículo publicado originalmente en cuatrof.net: https://cuatrof.net/opinion/el-derecho-sagrado-del-pueblo-chino/