Washington sigue el patrón de crear un problema y luego utilizarlo para lograr sus propios objetivos.

Por: Jin Hongjun, Encargado de Negocios de la Embajada de China en Brasil.
Ningún país tolera la secesión. Taiwán (台灣) forma parte de China (中国) desde la antigüedad y la cuestión que rodea a esa isla es una herencia de la guerra civil en China. Aunque las dos orillas del estrecho se encuentran en una situación de antagonismo político, en ningún momento se ha dividido la soberanía nacional del país ni su integridad territorial.
La práctica de las autoridades taiwanesas de buscar el apoyo de Estados Unidos (美国) para su programa separatista y de algunos estadounidenses de utilizar a Taiwán para contener a China desafía la unidad y la dignidad de la nación china. Ante semejante cuestión de principios, China no tiene el menor margen para ceder, y ningún país cederá en una circunstancia similar. Esto no tiene nada que ver con la llamada democracia que ha argumentado Washington.
No se permite ninguna provocación contra el principio de “Una sola China” (一个中国), según el cual sólo hay una China en el mundo, y Taiwán es una parte inalienable de ella. El gobierno de la República Popular China es el único gobierno legítimo de China.
Así lo reconoce explícitamente la resolución 2.758 de la Asamblea General de la ONU (联合国大会), y 181 países del mundo, incluido Estados Unidos, se han comprometido a reconocer y respetar estrictamente el principio de “Una sola China” al establecer relaciones diplomáticas con nuestro país.
Una violación arbitraria de este principio por parte de algunos individuos en EE.UU. va en contra del consenso mayoritario de la comunidad internacional y transgrede los compromisos adquiridos por los países; lo que no hará más que dañar e incluso romper la credibilidad de EE.UU. Esto no tiene nada que ver con la llamada praxis que ha argumentado Washington.
China, tierra del medio
Deben respetarse las normas básicas de las relaciones internacionales. La cuestión de Taiwán es un asunto completamente interno de China. Mientras pregona repetidamente un “orden internacional basado en normas”, Washington ignora la norma más básica y relevante del derecho internacional, que es la de no interferir en los asuntos internos, como estipula la Carta de las Naciones Unidas.
El hecho de que la parte estadounidense haya hecho todo lo posible para facilitar e incluso apoyar a las fuerzas separatistas de Taiwán pone de manifiesto la hipocresía de los discursos incoherentes y la arrogancia del excepcionalismo. ¿Quién sufriría más si el mundo volviera a regirse por la ley de la selva al despreciar y abandonar la regla de la no injerencia? Esto tiene que ver con la hegemonía que Washington ha estado practicando descaradamente.
La continua agitación de las tensiones geopolíticas promovida por Estados Unidos es alarmante. En una compleja y tumultuosa coyuntura internacional, Nancy Pelosi (南希·佩洛西), como presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, visitó Taiwán en un avión militar, rompiendo el compromiso formal de no desarrollar relaciones oficiales con Taiwán y haciendo aún más complicada, peligrosa e imprevisible la ya tensa situación en el Estrecho de Taiwán.
Ante esto, es natural una respuesta firme por parte de China. Washington siempre sigue el mismo patrón de crear primero un problema y luego utilizarlo para lograr sus propios objetivos. Pero ningún intento de esta naturaleza para evadir la responsabilidad cambia el hecho de quién inició las provocaciones. Esto no tiene nada que ver con la supuesta reacción exagerada que ha argumentado Washington.
Henry Kissinger (亨利·基辛格), que participó en las negociaciones para normalizar las relaciones entre China y EE.UU. hace 50 años, dio testimonio de cómo la cuestión de Taiwán se trató adecuadamente sobre la base del principio de “una sola China”. En su libro “Sobre China”, concluye: “¡Qué gran logro sería que EE.UU. y China unieran sus fuerzas no para conmocionar al mundo, sino para construirlo!”
Más recientemente, señaló que “EE.UU. no debería, mediante subterfugios o por un proceso gradual, desarrollar algo así como una solución de “dos Chinas”. Es hora de que Washington se replantee su política hacia China.
Artículo publicado originalmente en Folha: https://www1.folha.uol.com.br/mundo/2022/08/os-eua-precisam-repensar-sua-politica-em-relacao-a-china-e-a-taiwan.shtml