Luis Wainer es un destacado joven profesor e investigador argentino. Magister en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de San Martín (UNSAM) y Licenciado en Sociología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), además de Doctorando en Ciencias Sociales de la UBA. Es Docente de Grado y Postgrado en el Centro de Estudios Latinoamericanos (UNSAM), en la UBA, UNDAV, UNAHUR y de la CLACSO.
Actualmente es Coordinador del Área de Estudios Nuestroamericanos del Centro Cultural de la Cooperación “Floreal Gorini” (AEN-CCC) y Director del grupo de investigación “Malvinas una causa de Nuestra América” en la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR). Sus estudios de tesis indagan sobre los orígenes del chavismo (Venezuela), en cuanto a la conjunción entre organizaciones revolucionarias y fuerzas armadas bolivarianas entre 1958 y 1998. Ha publicado distintos trabajos académicos sobre historia reciente latinoamericana, al mismo tiempo que es columnista de medios como Nodal, Telesur, Revista Acción, Radio del Plata, AM 750 y conduce el programa “América Bárbara” en AM 530. Además, ha publicado los libros “Los orígenes del chavismo…” (Ed. Caterva, 2019), “Por otros medios. Medios y golpes en América Latina (2002-2016) (Ed. CCC, 2019) y “Participar o romper. Organizaciones político-militares en América Latina”, (Ed. Biblos, 2016). Dispone en edición del libro “Malvinas en la geopolítica de América Latina”, Ed. Unsam-CCC (2019).
Usted en la actualidad dirige el Área de Estudios Nuestroamericanos (AEN) del Centro Cultural para la Cooperación Floreal Gorini (CCC). Entendemos que este Centro Cultural surge en el seno del movimiento cooperativo argentino y durante el siglo XXI el Centro Cultural se ha convertido espacio de encuentro e intercambio de intelectuales, poetas, artistas e incluso jefes de Estado. ¿Puede hablarnos un poco sobre el CCC y del área de investigación que usted coordina?
El CCC, inscripto en el seno del movimiento cooperativo argentino es una institución creada para colaborar en la tan mentada batalla cultural, que por cierto es una verdadera batalla política, comunicacional, vincular, afectiva. Fundamentalmente, desde una perspectiva situada en los grandes idearios e historias de lucha de nuestra América.
En ese marco, el AEN es un área transversal al CCC, cuya misión es abordar (reflexionar, investigar, intervenir) América Latina desde una perspectiva crítica, interveniendo con actividades públicas (conversatorios, charlas, seminarios o en espacios mediatícos) a los fines de testimoniar nuestra interpretación sobre una región –en los últimos años- en marcada recomposición (conservadora, neoliberal, en efecto; neo-colonial).
Así abordamos los históricos (y actuales) vínculos de la región con los Estados Unidos (políticos institucionales pero también por medio de sus fundaciones, ONGs, tanques pensantes, etc.), enclaves coloniales como el que significa Malvinas (desde una perspectiva de depredación de los recursos naturales del Atlántico Sur, incluída la Antártida). Además, seguimos de cerca la historia reciente (por medio de especialistas) de países como Brasil, Venezuela, Haití, México, entre otros.
Por último, hemos iniciado desde 2018 un camino que nos convoca a estudiar la relación entre China y América Latina en las últimas décadas, con un foco concreto puesto en comprender (en esta primera etapa) su modelo político y sistema de gobierno.
¿Existen en Centro Cultural para la Cooperación Floreal Gorini espacios de investigación dedicados al estudio de la relación entre la República Popular China y América Latina y el Caribe? ¿Podría mencionarnos algunos de ellos y que investigaciones se encuentran actualmente desarrollando?
Como les decía anteriormente, desde 2018 hemos iniciado un proyecto de investigación colectivo, cuyo foco es indagar sobre las principales características de las relaciones políticas, económicas, sociales y culturales entre América Latina y China en las últimas dos décadas. Nos preguntamos por el impacto real y las virtudes o limitaciones de la relación actual del bloque latinoamericano-caribeño (en general) y de la República Argentina (en particular) con la República Popular China.
También por las perspectivas a futuro y sobre cuáles serían las políticas virtuosas a adoptar por los países de la región (por separado y en conjunto) para que las relaciones con la República Popular China redunden en un desarrollo armónico sustentable y beneficioso para los pueblos latinoamericanos y caribeños. Sin embargo, en una primera parte, de carácter más exploratoria nos preguntamos por el modelo político (político-cultural) y el sistema de gobierno de China.
La República Argentina y la República Popular China sostienen una Asociación Estratégica Integral con estrechas relaciones políticas, económicas y culturales. ¿Qué aspectos destacaría usted de esta asociación estratégica con el país asiático y qué aspectos considera que se podrían fortalecer?
Lo primero a decir al respecto es que queremos poder caracterizar esa asociación estratégica integral e inclusive comparar cómo se desarrolló hasta 2015 y cómo entre 2016 y 2019. Básicamente porque en base a ello, corresponde pensar dicha relación para el tiempo que esperamos se abra en nuestro país a partir del 10 de diciembre próximo.
Más allá de Argentina, nuestro continente debe darse un programa sostenido institucionalmente –de carácter regional- donde se consolide su modelo de desarrollo económico. Custodie sus recursos naturales, combata la militarización y sobre todo, pueda robustecer un modelo democrático, inclusivamente amplio, y con fuerte participación política y social. Por lo tanto, recursos naturales, defensa, e integración regional son pilares básicos de un modelo de desarrollo, el cual, creemos, puede contar con el apoyo chino, en tanto y en cuanto los países latinoamericanos definan una serie de ejes comunes, tal como se ha intentado tanto desde Unasur como desde Celac. Radica en la profundización de aquellos programas la suerte del continente y, por cierto, una relación mutuamente beneficiosa con China.
El próximo 27 de octubre de 2019, se realizaran elecciones presidenciales en Argentina y todo apunta que el candidato Alberto Fernández será electo presidente. ¿Cuál es la propuesta en materia de política exterior del candidato Alberto Fernández hacia China? ¿Y que lo distancia del actual presidente Mauricio Macri en su política hacia el país asiático?
En los últimos años sí sabemos que la “Asociación Estratégica Integral” se ha estancado notablemente, fundamentalmente por la política exterior de inserción subordinada a los Estados Unidos. De todos modos, de acuerdo al avance previo en las relaciones con este país, sumado al gran peso comercial, claro que la relación ha continuado, pero con un desarrollo más bien oscilante. En esto ha influido tanto el contexto internacional complejo y desfavorable para la llegada de inversiones extranjeras, como la cláusula de “incumplimiento cruzado” respecto a los préstamos que China había hecho al país años atrás. Ambas razones llevaron a que a partir de finales de 2017 algunos proyectos se hayan reimpulsado.
Sin duda, el macrismo subestimó la importancia de una política exterior previsible y, en especial, en relación a su declamado objetivo de provocar una “lluvia de inversiones”.
Esto debe pensarse en paralelo a aquello que ya decíamos más arriba: el abandono de América Latina traducido en el abandono de UNASUR y CELAC. La creación del Grupo de Lima y el lanzamiento de PROSUR. Porque tal alineamiento con los EE.UU. tuvo importantes efectos en la región. La Cancillería argentina, por ejemplo, declaró su respeto por el “proceso institucional” brasileño luego del golpe a Dilma Roussef; lo mismo con la detención de Lula Da Silva, respeto que sin embargo no tuvo correlato, nunca, en la situación de Venezuela, en la que nuestro país se convirtió en un actor relevante en desestabilización de Venezuela. El retiro de nuestro país de la UNASUR, la no participación de la CELAC y la adhesión argentina a PROSUR y el Grupo de Lima, fueron marcando un proceso de desintegración regional, llevando a los procesos de integración consolidados en años anteriores a una casi desaparición. La política de integración del Gobierno de Macri fue extremadamente “ideologizada”, basándose en relaciones de amigo/enemigo, en vez de la búsqueda de las coincidencias estratégicas.
De allí se desprende, en consecuencia, que el gobierno de Alberto Fernández buscará reponer el impulso en cuanto a la relación con la región y discontinuar la propia de subordinación con los Estados Unidos. Se propone avanzar con el Mercosur, que es un proyecto estratégico para que nuestra región, y Argentina, tenga mayor sofisticación productiva y mayor peso político global. Volver a la UNASUR-CELAC para el mantenimiento de la paz y el desarrollo de la región. El espacio MERCOSUR-UNASUR-CELAC donde los ejes articuladores deberían ser el fortalecimiento de la autonomía relativa de la región y su construcción como actor con voz propia en cuanto al incremento de la integración social, productiva y comercial, y la promoción de la paz y la democracia.
Dicho aquello, en relación a China es necesario relanzar la “Asociación Estratégica Integral”, como uno de los instrumentos de nuestro desarrollo. Entendemos que China debe percibir que el vínculo de la Argentina es equilibrado, maduro, pragmático y sin alineamientos automáticos, a los efectos de acceder a un beneficio mutuo. Se debe seguir trabajando en la promoción y diversificación de las exportaciones hacia dicho país, teniendo en cuenta que allí hoy reside una clase media con altos niveles de consumo, lo que constituye un enorme mercado. Debemos entender a China, por ejemplo, como un socio clave para el diseño y desarrollo de infraestructura ferroviaria y vial, de energía hidráulica, solar y nuclear. Es muy importante entonces poder impulsar un desarrollo de infraestructura energética y de transporte.
Recientemente, participaste en uno de los mayores eventos editoriales y culturales de Latinoamérica la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, allí presentaste uno de tus últimos trabajos. ¿Puedes compartir esa experiencia con nosotros?
En dicha oportunidad presenté mis dos últimos libros, los cuales, a priori, pueden parecer correspondientes a temas disímiles. Pero lo cierto es que no, dado que uno de ellos (Por otros Medios, medios de comunicación y golpes en América Latina 2002-2016) recupera uno de los grandes temas que hacen a la relación entre democracia, política, información y desarrollo económico en la región (otro de los grandes desafíos para el continente para los tiempos por venir); y el otro se corresponde con mis estudios de investigación y tesis (Los orígenes del chavismo: izquierda revolucionaria y militares bolivarianos en la arqueología de la unión cívico-militar).
En este último hago el intento de reponer algo que la región debe conocer y, al mismo tiempo, en dicha historia, reconocerse. Porque constituye un legado significativo de acumulación de luchas políticas y populares. Un programa político de unión cívico-militar sostenido con distinta suerte y acciones durante más de cuatro décadas y que concluyó con la llegada al gobierno de Hugo Chávez en 1998. Ambos temas y, en consecuencia, los libros que los expresan, han tenido una buena acogida y recepción. El último ha sido presentado además en Venezuela en el marco del Foro de Sao Paulo y en los próximo meses será también presentado en Cuba.