Evandro Menezes de Carvalho es un destacado académico y abogado brasilero. Doctor en Derecho Internacional por la Universidad de Sao Paolo de Brasil, Profesor de Derecho Global en la Escuela de Derecho de la Fundación Getulio Vargas Rio (FGV Direito Rio) en la que fue Coordinador y Vice-Director de Graduación, Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Federal Fluminense (UFF) en el área de Derecho de las Relaciones Internacionales. Ha sido Profesor del MBA en Negocios Internacionales de la Universidad de Shanghai desde 2015, Senior Scholar de la Shanghai University of Finance and Economics (2012-2014), Profesor visitante de la School of Government and BRICS Cooperation Center de la Beijing Normal University. Participó en la 2da. edición del Programa “Puente al Futuro” (2016) dirigido por el gobierno chino hacia la formación de 1.000 jóvenes lideres latinoamericanos y caribeños en el marco del Foro China-Celac. Además ha sido Editor en Jefe de la Revista China Hoy en Brasi, especialista en instituciones jurídico-políticas chinas, la relación Brasil-China, BRICS y asuntos brasileros para la Agencia de Noticias Xinhua y otros medios de comunicación en China.
Usted es parte de la Fundación Getulio Vargas (FGV), una institución con alto reconocimiento académico en el Brasil y en la América Latina. Usted puede describir en líneas generales la trayectoria de esa importante institución latinoamericana en sus estudios sobre China y particularmente, la experiencia de investigación académica que usted desarrolla en esta área.
La primera vez que trabaje para la FGV fue en el año 2003 cuando fui seleccionado por la institución para ser investigador en el área de “Derecho General” de la Escuela de Derecho de la FGV de São Paulo. Integraba un selecto equipo de jóvenes investigadores que tenían la tarea de elaborar el material didáctico de la Escuela de Derecho que seguiría sus actividades. Hacíamos investigaciones y teníamos encuentros sobre metodología de enseñanza. Fue un periodo de mucho aprendizaje también. Yo era estudiante del doctorado de la Universidad de São Paulo y mi investigación involucraba una parte referente a las culturas jurídicas y a la americanización del derecho internacional.
Me empecé a interesar en la fuerza del lenguaje en la construcción de lo que llame discurso jurídico-diplomático. Y esto fue la puerta de entrada de mi interés cada vez mayor para el estudio de la comparación de culturas jurídicas y para el estudio de otras culturas jurídicas no occidentales. Salí de la FGV de São Paulo el año siguiente para terminar de escribir mi tesis. Solo retorne a la FGV en 2007 y la invitación de la Escuela de Derecho de la FGV Rio de Janeiro. Entre como profesor de Derecho General y ejercí la función de Coordinador del curso de graduación. Enseguida fui Vice-Director de la Escuela de Derecho. Y en 2012 aplique para un programa del Gobierno Chino en conjunto con la Organización de los Estados Americanos (OAS-CSC Program) y fui uno de los 10 investigadores de las tres Américas seleccionado para ir a China. Hasta entonces no había en la Escuela de Derecho ningún tipo de investigación estructurada sobre China. Desconozco si en la FGV. Solo había estudios escasos, más no una línea institucional enfocada a China. Mas es importante resaltar que tuve el apoyo del presidente de la FGV para permanecer en China. Viví en China por tres años. Al retornar a Brasil, la Escuela de Derecho de la FGV de Rio de Janeiro pasó a tener un nuevo director que inmediatamente me dio todo el apoyo para la creación de un Núcleo de Estudios Brasil-China. Desde 2017 hemos hecho diversos eventos, traducido un libro de derecho de un profesor del curso de derecho de la Universidad de Renmin y firmando alianzas con instituciones chinas.
En las primeras décadas del siglo XXI, el intercambio político, económico, comercial, cultural y tecnológico entre China y América Latina y el Caribe (ALC) atendió importantes niveles de relacionamiento, lo que resulto en el posicionamiento de China como su principal aliado o socio comercial en varios países. En este contexto ¿Cuáles son sus puntos de vista sobre la participación de los centros de investigaciones sobre China en América Latina en esos intercambios?
Los centros de investigación cumplen un papel fundamental de, primeramente, producir conocimiento sobre China y sobre la relación China-América Latina y el Caribe más allá de los estereotipos y de los lugares comunes. Una visión que se tiene sobre China por parte de los latinoamericanos es todavía contaminada por prejuicios y por los medios de comunicación que han hecho un periodismo éticamente cuestionable. Además de eso, los centros de investigación son como puentes del incremento del dialogo de intercambio con los chinos, profundizando todavía mas nuestro conocimiento sobre China y nuestra red de investigadores. Es preciso, con todo, que haya mayor interacción de estos centros de investigaciones latinoamericanos entre si y que estudien y analicen la relación con China teniendo en cuenta las cuestiones y los intereses centrales para los países y la sociedad latinoamericana.
Actualmente, el gran proyecto global del siglo XXI es liderado por China a través de la “Belt and Road Iniciative”, a la cual muchos países de Asia, Europa, África y América Latina se unieron. Este proyecto incluye una estructura institucional y financiera importante, como el Banco Asiático de Desarrolla en Infraestructura (AIIB), bien como la participación de otras entidades en las cuales China tiene un papel preponderante. Usted se especializo en el tema BRICS, una instancia institucional de la cual China y su país participan. ¿Cómo observa Ud. la participación de los BRICS en la Iniciativa “Franja y Ruta”?
El BRICS hoy están en un momento donde hay algunas incertidumbres en cuanto a su futuro. Me refiero especialmente al mantenimiento de su agenda reformista que fue base de su existencia y que lo diferenciaba de otros agrupamientos de países. Si la agenda reformista del BRICS desaparece de su horizonte, allí el BRICS será apenas una plataforma económica como cualquier otra que hay en el mundo. La elección, en Brasil, de Bolsonaro, pone en jaque la continuidad, por el lado brasileño, de la agenda reformista. Y en el próximo año la reunión del BRICS será en Brasil. Es preciso acompañar atentamente el desarrollo de esta reunión para evaluar el futuro del BRICS. Además de eso, como se ha dicho en la pregunta, ahora existe la iniciativa Franja y Ruta liderada por el Gobierno Chino y que es prioritaria para la política exterior china. Si el BRICS se vuelve un apéndice, o un proyecto de apoyo a la Franja y la Ruta, habrá también allí un riesgo de que el BRICS pierda su identificación como un proyecto de cinco grandes países a pasar a ser identificado como un proyecto 1+4 donde China ocuparía el papel de líder del grupo. Esto sería contrario a la idea de multilateralismo que todos los países BRICS defienden
En los últimos meses se ha desatado la denominada Guerra Comercial entre Estados Unidos y China, la cual evidenciará la disputa geopolítica a escala global y regional entre ambas potencias, generando posibles repercusiones en América Latina, por ser una región de elevada influencia estadounidense y china en la actualidad. Tomando en cuenta que China actualmente es el mayor socio comercial de Brasil ¿Cuáles serían las posibles consecuencias de esta Guerra Comercial en su país y qué papel podría desempeñar de cara a este conflicto?
En principio la guerra comercial podría tener un efecto colateral positivo como, de facto, hubo en algunos sectores, como la soja brasileña. Y Brasil podría sacar mayor provecho de esta guerra si se posesionase como neutro o incluso como un tercero dispuesto a ayudar a colaborar para que EUA y China mantengan relaciones comerciales más constructivas. Infelizmente el futuro gobierno brasileño está dando todas las señales de que se someterá a un alineamiento total con los Estados Unidos, sin que este claro que tipo de contrapartida está incorporando esta escogencia. Personalmente, entiendo que cualquier alineamiento, en el contexto actual, es contra los intereses brasileños. No se deshace de un aliado como China que, al final, ha sido un socio confiable y paciente en la relación con Brasil. Además, la guerra comercial iniciada por Trump en defensa de los intereses de los Estados Unidos solamente y no de América Latina – además porque no existe un “interés” consensuado latinoamericano. América Latina es diversa y compleja y los Estados Unidos nunca revelaran un interés real de integrarse con ella. Los Estados Unidos nunca propusieron algo similar a la “Franja y Ruta” en América Latina, y nunca se preocupó en invertir en infraestructura en la región para el beneficio de todos los países. Muy por el contrario el Gobierno de Trump solo habla de construir muros para separar a los EUA de América Latina.
Hace unos días en Brasil se relacionaron elecciones presidenciales, por lo que su país en el 2019 tendrá un nuevo gobierno. Algunos autores destacados han hecho referencia a las perspectivas de la relación China-Brasil y la política exterior que tendrá el gobierno de Jair Bolsonaro. ¿qué perspectivas podría compartir con nosotros sobre la potencial política hacia Beijing que desarrollará el nuevo gobierno?
Todavía es temprano para opinar. Es preciso esperar el inicio del gobierno y dar los primeros pasos en política exterior. Mas a la luz de lo que Bolsonaro decía en la campaña presidencial y la escogencia de la persona para ser Ministro de Relaciones Exteriores, hay indicios de que la relación Brasil-China descenderá algunos pasos. Tal vez permanezca firme en el sector del agronegocio; este es un sector que trae poco retorno para Brasil del punto de vista del potencial tecnológico que China tiene que ofrecer. Mas avanzar en este sector exigiría una profundización una visión de mundo del futuro presidente que todavía presenta los cánones que moldearon la política internacional del Siglo XX. China desde la década del 50, cuando ocurrió la conferencia de Bandung, viene construyendo una política externa más pragmática, al lado de los países en desarrollo y lejos de una lógica binaria del tipo “comunistas y capitalistas” que oriento la política externa de la segunda mitad del Siglo XX. Para finalizar, es necesario todavía esperar para ver cómo se desarrollara la relación Trump-Bolsonaro. En realidad Trump da poca importancia a la América del Sur y a Brasil. Es posible que el propio Trump trate a Brasil con un cierto desprecio que puede hacer a Bolsonaro “caer en la realidad” y entender que el juego político de las relaciones internacionales exige un realismo más sofisticado que no está al alcance de aquel que tiene una mentalidad infantil, es decir, que ve el mundo siempre en la lógica del “bien contra el mal”.