Prof. Pan Deng

Profesor Pan Deng

versión en chino  / versión en inglés

Excelentísimos embajadores en China de los países que salvaguardan la independencia,

Excelentísimos exembajadores y exrepresentantes de China en los países latinoamericanos,

Estimados académicos de derecho internacional y asuntos internacionales,

Damas y Caballeros:

Mis compatriotas y yo, así como varias naciones de Asia Oriental y el Sudeste Asiático, todavía estamos inmersos en el festejo del Año Nuevo Lunar, que es nuestra fiesta tradicional más importante. Los pueblos de diversas regiones y distintas etnias, revisamos los logros pasados, agradecemos los regalos de la naturaleza con distintas costumbres, celebramos la recuperación de las personas y de todos los seres vivos, demostrando la rica diversidad de sus costumbres y reflejando la comprensión del mundo y la cosmovisión del pueblo Oriental. He allí la importancia mundial y el valor cultural global del Festival de Primavera. Con la comunicación y el entendimiento mutuo de los pueblos del mundo, el Año Nuevo Lunar, que se origina de China, ha sido comprendido y reconocido por cada vez más países y pueblos.

“El Festival de Primavera se acerca a toda la humanidad” es la nota de esta época. En tiempos de globalización, el mundo respeta y abarca a todas las naciones que quieran ser abarcados, y por esta razón, el mundo se enriquece y se vuelve más colorido. Así como dicen el refrán de un sabio chino: “Aprecia la belleza de los demás como la tuya propia y el mundo se convertirá en un todo más armonioso”.

Sin embargo, también notamos que el unilateralismo está oponiéndose contra la ola de globalización. Algunos países abandonan la cooperación internacional y el respeto mutuo, poniendo el propio interés por encima de los de otros países. Una vez que el mecanismo multilateral y las normas internacionales desobedecen su voluntad, lucha solo o junto a unos socios, para señalar, intervenir, sancionar e incluso para amenazar con el uso de la fuerza. Hoy en día, el mundo está envuelto en una atmósfera perturbadora. No podemos dejar de preguntar, ¿queremos volver a la anarquía de la Comunidad Internacional? ¿si el Orden Internacional debe ser regido por la ley de la jungla, donde “la fuerza determina todo” se convierte en la regla natural de este mundo?

Excelentísimos embajadores y estimados colegas:

Durante los últimos 70 años después de la Segunda Guerra Mundial, la situación internacional ha cambiado mucho y ha seguido un camino escabroso. Sin embargo, el mundo ha mantenido la paz y la estabilidad en general, y ha experimentado el desarrollo y prosperidad sin precedentes. Las prácticas de las Naciones Unidas, para salvaguardar la paz y la seguridad internacional y promover el desarrollo común, han sido ampliamente apoyada por la comunidad internacional. Mientras tanto, los principios básicos de la Carta de las Naciones Unidas están profundamente arraigados en los corazones de las personas, y han colocado la piedra angular del Orden Internacional contemporáneo. China ha llamado a todos los países para que cumplan con los propósitos y principios de la Carta en el tema de Venezuela, especialmente las normas de relaciones internacionales y de derecho internacional, como los principios de no injerencia en los asuntos internos de otro país, de respeto mutuo de la soberanía y la integridad territorial, y de abstención de la amenaza y el uso de la fuerza. Pienso que el “respeto de la Soberanía” es la base y núcleo de estos principios.

La Declaración sobre los Principios de Derecho Internacional referentes a las relaciones de amistad y a la cooperación entre los Estados de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas, que fue aprobada por unanimidad en la Asamblea General en 1970, interpretó con autoridad la “igualdad soberana”, en la que cada país tiene el derecho a elegir y desarrollar libremente su sistema político, social, económico y cultural. Por eso, el tipo de la estructura del poder estatal venezolano, cómo diseñarla y modificarla, así como los textos constitucionales y legales que la fijarán, están totalmente dentro del ámbito de la soberanía de Venezuela.

El 24 de enero, se publicaron mis comentarios en Global Times (versión en inglés), en los que presenté las disposiciones pertinentes de Venezuela sobre las faltas absolutas del presidente o Presidenta, la Asamblea Constituyente y las controversias constitucionales, de forma fiel al texto constitucional de este país. Quien tenga interés en conocerlo, pueden leerlo. Lo que quiero enfatizar hoy es que, aunque existan varias formas de interpretación de la ley, sólo la interpretación legislativa y la judicial son formales con efectos jurídicos. En el marco político actual de Venezuela de hoy día, la primera competencia pertenece a la Asamblea Constituyente y/o el Tribunal Supremo de Justicia, y la segunda, a la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia. Las otras interpretaciones, aunque tenga valor académico, no tiene ningún efecto jurídico.

La soberanía, que es el poder supremo unitario e indivisible de un país, tanto para los asuntos internos, como los internacionales, se constituye por varios poderes, tales como el legislativo, el ejecutivo y el judicial. En la Venezuela de hoy, la soberanía también está compuesta por el Poder Constituyente, el Poder Ciudadano, el Poder Electoral y el de autodefensa armada. Desde mi punto de vista, sólo cuando se respete la soberanía de Venezuela, será posible que los partidos políticos internos resuelvan adecuadamente la crisis actual a través del diálogo y consultas políticas en un estado de “no injerencia en asuntos internos”, y optimizará la organización del poder político y la forma de gobernanza más adecuada para las condiciones nacionales. Sólo con el respeto de la soberanía, será posible que se explore un camino apropiado para su propio desarrollo elevando el nivel de vida de la población, y que los países interesados intercambien las preocupaciones y resuelvan pacíficamente las controversias con el Gobierno Venezolano.

Damas y Caballeros:

La Declaración sobre los Principios de Derecho Internacional también establece que los Estados, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los propósitos de las Naciones Unidas. Tal amenaza o uso de la fuerza constituye una violación del Derecho Internacional y de la Carta de las Naciones Unidas y no se empleará nunca como medio para resolver cuestiones internacionales.

Muy queridos amigos de América Latina:

Como académico chino que aprecia mucho la amistad con América Latina, en los últimos dos años, he realizado a menudo intercambio de opiniones sobre Venezuela con los colegas latinoamericanos. Por consiguiente, puedo entender profundamente las diferentes actitudes que han tomado ustedes al tratar asuntos venezolanos, ya sea por la inquietud por la situación de vida de sus hermanos, o por la preocupación de la agitación en el continente, sea por las diferentes opiniones sobre las medidas de gobernabilidad, o por la atención sobre la posible transformación de la forma de democracia que ha tendido a ser consistente regionalmente.

Como su amigo de China, no tengo ninguna intención de intervenir en la discusión entre los pueblos hermanos. Esta posición es precisamente el principio que mi país ha tenido persistentemente en su manejo con los gobiernos y de los asuntos internacionales. Pero quiero decir que diferencias de puntos de vista entre los pueblos hermanos existen también en la Península de Corea, el Medio Oriente, Europa oriental, África Central, y en España, país al cual amo mucho también. El tratamiento correcto y el manejo de las diferencias afectan en gran medida el alcance de intervención de fuerzas extranjeras, y también contribuyen considerablemente a la resolución final de la situación de manera adecuada.

En particular, aprecio las acciones que México y Uruguay han tomado actualmente para coordinar las posiciones entre los países hermanos bajo la premisa de “no injerencia”, creando así un ambiente relajado para el diálogo y negociación entre las facciones políticas domésticas, y brindando más facilidades para resoluciones ordenadas.

Excelentísimos embajadores y estimados colegas:

Creo que ustedes están más al tanto que yo, de que las prácticas internacionales en las últimas tres o cuatro décadas han demostrado plenamente una verdad: el abuso de la intervención humanitaria hace que el país que la recibe pierda los derechos más básicos como Estado Soberano, tal como la Independencia, la Igualdad, la Autodefensa y la Jurisdicción, así como las condiciones fundamentales de cumplimiento de las obligaciones internacionales con buena fe y de la realización efectiva de protección para distintos derechos de la persona, en consecuencia,causará un mayor desastre. Las sanciones unilaterales e injerencias extranjeras, no favorecen ninguna resolución a los problemas, y hacen la situación regional más complicada, mientras que las zonas aledañas pueden sufrir también las consecuencias de las sanciones y las intervenciones, especialmente debido al “efecto de desbordamiento”.

La situación actual de Venezuela, todavía no es tan compleja que su pueblo no pueda resolverla. Espero sinceramente que los países y organizaciones internacionales interesados puedan respetar plenamente los deseos de todas las partes internas del país, cumplir la imparcialidad y alentar con persuasiones a encontrar el “máximo común denominador” tan pronto como sea posible.

Como jurista, me complace notar que en la actualidad, el gobierno y los partidos políticos venezolanos interpretan sus reclamos en el marco de la Constitución y el Estado de Derecho. Creo que la Ley y el Derecho no deben ser el arma fría que se usa a su antojo para acusarse mutuamente, y mucho menos ser distorsionada deliberadamente para el propio interés egoísta. Originalmente, la Ley y el Derecho tienen su calor, establecen una plataforma para la solución de controversias, y presentan un sistema de diálogo igualitario, de modo que las contradicciones puedan resolverse en un círculo virtuoso. Supongo con buena fe que, en los últimos dos años, si aquellos que tienen diferentes opiniones sobre la Asamblea Constituyente, la elección presidencial, o el nombramiento o la remoción del Presidente, hubieran recurrido a la vía judicial, el conflicto de hoy, no habría sido tan intenso.

Excelentísimos embajadores, Damas y Caballeros:

Gracias por su paciencia al escucharme durante el Festival de Primavera. El Excelentísimo Embajador Iván Zerpa, me dio treinta minutos para expresar mis opiniones. Pero seguro que mis colegas, quienes son realmente sinceros, estudiosos e inteligentes, han sido conocedores de asuntos latinoamericanos más complicados. Deberíamos escuchar sus comentarios valiosos y útiles.

Finalmente, quiero repetir que, al fin y al cabo, el asunto de un país debe ser resuelto por su propio pueblo. Tengo la sincera esperanza de que el gobierno y los partidos políticos venezolanos puedan, en un ambiente sin interferencias, transformar la fricción política interna en un esfuerzo conjunto para elevar el nivel de vida de la población, lo más pronto posible. Esto, contribuye al bienestar del pueblo venezolano, y también responde a las expectativas de los países que realmente se preocupan por Venezuela.

¡Bendiciones para Venezuela, para América Latina, y para todo el mundo!

¡Muchísimas gracias a todos!

El Doctor Pan Deng es Profesor y Director Ejecutivo del Instituto de Derecho y Política Pública Iberoamericana de la Universidad China de Ciencia Política y Derecho.

Por CVEC

El Centro Venezolano de Estudios sobre China (CVEC) es el primer y único centro de investigación dedicado exclusivamente a los estudios sobre China dentro de la República Bolivariana de Venezuela. Fundado el 13 de junio de 2017 por jóvenes profesores e investigadores provenientes de la Universidad Central de Venezuela, el CVEC ha planificado desde su creación, la conformación de un equipo de investigadores provenientes de distintos espacios intelectuales y profesionales, cuyas capacidades de análisis y comprensión sobre las realidades que configuran el mundo de hoy y del futuro coincidieran en esta instancia de gestión académica e intelectual.

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