Xuan Ji
El abril de 2018, como un abril cualquiera, empieza de un día en honor de los inocentes. Sin embargo, al cabo de ese día, nada queda inocente, sobre todo en el escenario internacional donde la regla del juego ha eliminado a todos los inocentes. Los actores hacen de ese escenario una telenovela que nunca deja de presentar sorpresas a sus espectadores. La última sorpresa viene del episodio China-EEUU, que logra captar la atención global con esta noticia: EEUU impone las sanciones más duras contra ZTE, empresa china de telecomunicación.
Los medios de comunicación latinoamericanos todavía no han mostrado mucha reacción ante la noticia. La mayoría de los reportes en español descansa dentro de la frontera norteamericana. Supongo que los periodistas de la región aún están observando el avance del incidente para elaborar una noticia completa y conclusiva, puesto que ZTE, al igual que su hermano Huawei, es bien conocido en muchos países latinoamericanos. En este caso, yo, para seguir impulsando este artículo, les quisiera pedir perdón por revelar antes que ellos el contenido de esa noticia. Voy a presentar la noticia de manera resumida:
¨El 16 de abril de 2018, el Departamento de Comercio de EEUU ordenó el cese de exportación por parte de todas las compañías estadounidenses de cualquier pieza, producto, software o tecnología a la empresa ZTE, acusando a ésta de no haber cumplido con castigar a sus empleados que habían infringido la ley norteamericana de restricciones de exportación. Esta orden va a mantenerse vigente durante 7 años.¨
La respuesta oficial de China, como es previsto siempre, era inmediata y contundente. Los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Comercio, junto con la propia ZTE, rechazaron y protestaron contra las sanciones estadounidenses. Mientras tanto, la opinión pública en las redes sociales chinas se ha dividido en dos posiciones.
La primera posición: ZTE es víctima. La guerra comercial China-EEUU estalló a principios de este mes, la cual constituye el contexto de las sanciones contra ZTE, porque de esta manera la única superpotencia del mundo podrá poner freno al paso hacia adelante del desarrollo chino de la tecnología informática. En los últimos años, la emergencia de China significa una presión bastante elevada sobre los estadounidenses. Esa presión no sólo es económica, sino también tecnológica. El gobierno de EEUU, cada vez más preocupado por el presunto ¨robo¨ chino de sus tecnologías más avanzadas, ha impedido en muchas ocasiones que una empresa china, sea pública o privada, compre una estadounidense del sector tecnológico. En el último caso, valiéndose de la excesiva dependencia tecnológica de ZTE de sus socios norteamericanos, el gobierno de EEUU le dio un golpe mortal a la empresa china. Más allá, las sanciones contra ZTE también aumentan en gran medida el costo político de las compañías de EEUU que tengan plan de cooperación tecnológica con las empresas chinas.
Los partidarios de la primera posición acusan al gobierno de EEUU de politizar el comercio, perjudicando directamente el derecho laboral de los 80 mil empleados de ZTE y el bienestar de las 80 mil familias. A su vez, hacen autocríticas contra la falta de dedicación propia a la I+D de las tecnologías punta, con las cuales las sanciones de EEUU no hubieran funcionado. La sociedad china debe mantener prudencia ante la emergencia acelerada de su país y salir de la ilusión de ¨Con el dinero podemos conseguir todo¨. Hay que aprender las lecciones de ese incidente y dedicar a la I+D más fuerzas y recursos, con los pies bien puestos en la tierra.
Por otro lado, tampoco faltan los chinos, pese a su minoría en la población, que comparan las sanciones contra ZTE con el ¨bombardeo estadounidense de la Embajada de China en Yugoslavia en 1999¨ y la ¨colisión del caza estadounidense con otro chino sobre el mar meridional de China en 2001¨, volviendo a atizar la ira antiimperialista latente en el sentimiento nacionalista chino.
La segunda posición: ZTE es culpable. La ¨falta de respeto a las reglas o leyes¨ es un defecto endémico de las empresas chinas, incluida ZTE, en el comercio internacional. El motivo de las sanciones radica en que en el informe que ZTE entregó al gobierno de EEUU con respecto a su castigo contra los empleados imputados existen contenidos falsos, a lo cual se suma el antecedente de ZTE de exportar a Irán los productos prohibidos por la ley norteamericana. De ahí las sanciones más duras. Según algunas fuentes, poco rato después de su conocimiento de las sanciones, la dirección de ZTE ordenó el fortalecimiento regulatorio de sus actividades en el extranjero, y exigió que toda la plantilla volviera a estudiar las reglas o leyes de EEUU y UE. Cada uno ha de aprobar un examen al respecto para poder seguir su trabajo en la empresa. Sin embargo, ZTE todavía no lo ha confirmado y se recalca que el motivo con que EEUU justifica sus sanciones es infundado.
Tal vez hace falta esperar más tiempo para saber cuál de las dos posiciones resulta correcta.
No soy de ninguna de las partes involucradas, ni siquiera experto en informática o comercio. No tengo con qué verificar los argumentos de ninguna parte, por lo que prefiero no comentar tan apresuradamente ese incidente. Lo que me gustaría hacer con este artículo es tomar las sanciones contra ZTE como el punto de partida, aprovechar algo interesante que recientemente descubrí, para hablar de otro tema que conozco mejor.
Este ¨algo interesante¨ se refiere al discurso de Christopher Wra y, Director del Federal Bureau of Investigation (FBI), en una sesión celebrada en el pasado febrero del Comité de Inteligencia del Senado de EEUU. En el discurso, el Director Wray indicó:
¨We’re deeply concerned about the risks of allowing a company or entity (referring to Huawei and ZTE) that is beholden to foreign governments that don’t share our values to gain positions of power inside our telecommunications networks. It provides the capacity to exert pressure or control over our telecommunications infrastructure; it provides the capacity to maliciously modify or steals information and provides the capacity to conduct undetected espionage.¨
Después de la ponencia del Director de FBI, el Vicepresidente de dicho Comité y el Director de National Security Agency (NSA) dieron palabras con un tono similar. En este sentido, me aventuro a sacar una conclusión, aunque falte mucho para alcanzar a la integral, sobre la causa del rechazo por parte del gobierno de EEUU y su mercado de las actividades de ZTE y Huawei. Ambas empresas comparten un pecado original: su procedencia de un país que no ¨share our values¨. Con empresas de tal característica, las autoridades estadounidenses siempre semantien en alertadas, y una vez que esas empresas muestran amenaza a su interés hegemónico, el rechazo pasa de la retórica a la práctica.
Si uno hace un repaso cuidadoso a la historia de las relaciones China-EEUU, se dará cuenta de que los conflictos o discrepancias que han surgido entre ambas potencias, independientemente de sus formas o enfoques, vienen de un motivo solo: la diferencia de los valores. Bueno, en este artículo hablemos de los valores.
Cualquiera de los valores existentes en el mundo, sea lo que sea su contenido, si es totalmente excluyente, o dicho de otra manera, si se cree el único verdadero y tilda todos los demás de irrazonables o falsos, se evidencia a sí mismo falso y arbitrario. Esto es un arma teórica con que EEUU ha luchado contra el extremismo islámico, pero lo pasa por alto cuando se mira a sí mismo.
Ninguno de los valores puede presumirse de perfecto para todos. El valor reinante en China tiene ventajas y desventajas con respecto al valor de EEUU, lo que no significa necesariamente una relación de vida o muerte entre ambos. El valor de China no hace de su pueblo el más feliz del mundo, mientras que el valor de EEUU tampoco lo logra. Los países nórdicos, los que disfrutan el más alto índice de felicidad, nunca buscan la fuente de su dicha en la mente de sus pueblos.
Muchos aspectos del valor chino suenan inaceptables para los estadounidenses, como por ejemplo el modelo chino de desarrollo basado en poner el interés colectivo por encima del interés individual. Creen que ese modelo, víctima de la influencia marxista-leninista, funciona a costa de la democracia y la libertad de los individuos chinos. Están equivocados porque la superioridad de lo colectivo a lo individual no es algo novedoso que, como insisten, irrumpió en el gigante asiático en1949 (año de la victoria de la revolución comunista), sino una de las características más fundamentales de la cultura tradicional de China. Leamos algunosversos antiguos del país. Por ejemplo, el del general Huo Qubing (140 a.C.-117 a.C.) de la dinastía Han: ¨No voy a casarme hasta vencer a los hunos –tribus nómadas al norte del Imperio Han.¨, el del político Fan Zhongyan (989-1052) de la dinastía Song del Norte: ¨Seré el primero en luchar por mi nación y el último en buscar la diversión.¨, y el del poeta Wen Tianxiang (1236-1283) de la dinastía Song del Sur: ¨No tengo miedo a la muerte porque la historia nacional me recuerda. ¨En dichos versos yace el valor de ¨preceder la nación a la persona¨ o de ¨sacrificar la familia pequeña a la familia grande¨ que obedecían firmemente los antiguos chinos. El éxito del marxismo en China, en cierto sentido, se atribuyó a su sintonía con el valor tradicional del país. Por lo tanto, cuando los estadounidenses levantan el telescopio de fabricación nacional para divisar desde la orilla oriental del Pacífico hacia China, tienen que ajustar primero su magnitud límite original –de 200 años de historia-por otro más largo –de 2.000 años de historia.
Por su parte, los chinos tampoco aceptan del todo el valor de EEUU. El individualismo muy apreciado por los norteamericanos, a juicios dela mayoría delos chinos, es sinónimo del ¨egoísmo¨, porque es un concepto totalmente exótico para ela cultura milenaria de China. En este sentido, aunque en 1949 el capitalismo hubiera ganado el poder, habría sido seguramente un capitalismo ¨con características chinas¨.
Vale la pena destacar una realidad. Reconociendo la diferencia de los valores, China se ha mostrado más tolerante con el valor de EEUUy nunca rechazó su influencia. Pese a la resistencia que sostiene el oficialismo chino a través de la censura, ha dejado pasar por su frontera los conceptos ¨democracia¨, ¨libertad¨, ¨derechos humanos¨, etc. Hoy día, si un estadounidense intenta encontrar en el país oriental a un chino que no conoce lo que significan dichos términos, se compromete en una misión casi imposible. Por otro lado, China tampoco se ha negado a hacer intercambios tecnológicos, a excusa de la diferencia de los valores, ni con EEUU ni con otros países que comparten el valor con la única superpotencia del mundo. Al contrario, China ha transferido su tecnología de ventaja comparativa a muchos países en vías de desarrollo, de lo cual varios de los gobiernos de América Latina son testigos. Ojalá algunos norteamericanos vayan a comentar con un tono arrogante: porque China reconoce que su propio valor es inferior y minoritario, no se siente justificada de impedir el valor de EEUU que es superior y universal. Ellos mismos deberían conocer al mismo tiempo que el gobierno chino sí tiene capacidad tecnológica de impedirlo –prueba de lo cual consiste en el bloqueo de Google y Facebook en el país-pero que no ha cerrado toda la puerta y cada año ofrece becas gubernamentales a cientos de miles de estudiantes chinos para que vayan a EEUU a estudiar su valor.
El gobierno de EEUU, por su parte, se ha mostrado más reacio a la difusión del valor de China en su tierra. Ha puesto muchos obstáculos a la cooperación educativa del Instituto Confucio con las universidades norteamericanas. Últimamente la Administración de Donald Trump acusó de espías a todos los estudiantes y profesores chinos en EEUU. Quizá no tardará en romper todos los intercambios culturales y educativos con China. Cuando los estadounidenses critican la censura del gobierno chino en Internet, ¿los chinos podrían responder señalando que allá también existe, aunque de manera más invisible?
Bueno, no quiero lanzar una riña verbal. Hablemos del porqué de la tolerancia china con el valor de EEUU: su cultura tradicional. Confucio decía: ¨El caballero busca la armonía pero no la uniformidad con los demás. ¨Las ideas de ¨armonía¨ e ¨inclusividad¨ constituyen los dos pilares del valor de China, los cuales le han permitido al país asiático no preocuparse de la influencia cultural extranjera y, al contrario, han contribuido al enriquecimiento de su propio valor por medio de los choques culturales con el exterior. Es el secreto de la continuidad ininterrumpida de la civilización china a lo largo de la historia de la humanidad. En la época contemporánea, las ideas de ¨armonía¨ e ¨inclusividad¨ se reflejan en la política exterior del país, resumidas por el prestigioso sociólogo Fei Xiaotong en 16 caracteres ¨各美其美,美人之美,美美与共,天下大同¨, que significa lo siguiente: ¨Uno se siente orgulloso con su propia belleza, se siente orgulloso con la belleza ajena, todos se sienten orgullosos de todas las bellezas, y todas las bellezas
conviven en armonía. ¨Si los estadounidenses pudieran aprender y entender estos 16 caracteres, se sentirían aburridos de mantener preocupación por la emergencia de China y la influencia de su valor en la tierra norteamericana.
Ahora cambiemos de perspectiva para entender ¿por qué los diferentes valores de China y EEUU deberán buscar ¨sentirse orgullosos de ambas bellezas¨?
En marzo de 1947, en plena guerra civil, el Partido Nacionalista Chino desplegó casi todas sus fuerzas armadas al borde de la zona controlada por el Partido Comunista Chino (PCCh) donde estaba la sede de su Comité Central. En esa época, la Secretaría General del Comité Central estaba compuesta de5 miembros. Mao, uno de los 5, propuso dividir la Secretaría General en dos grupos, uno de 3 miembros y el otro de 2. Los 3, incluido Mao, se quedarían en esa zona para luchar contra los enemigos, mientras que los otros 2 se trasladarían a otro lugar para expandir la revolución. Mao dijo: ¨No pongamos los huevos en una canasta sola sino en dos. Si una cae sobre el suelo y se estrellan los huevos dentro, aún nos quedan huevos.¨ La idea de Mao era garantizar la supervivencia de la dirección del PCCh y la unidad de su ejército.
El hecho de que los valores de China y EEUU consigan ¨sentirse orgullosos de ambas bellezas¨ será otra práctica de la teoría de ¨no poner los huevos en una canasta sola sino en dos¨. Ambos países, guiados por sus respectivos valores, avanzan en sus propias rutas de desarrollo en busca de un destino común: la prosperidad de la humanidad. Es posible que la ruta de EEUU sea la correcta, y lo es también para la ruta de China. Esta competición duraría un tiempo bastante largo. No está mal que los chinos y los norteamericanos que en cada época caminen en sus respectivas rutas tomen la suya como la correcta, mientras que también está bien que en cualquiera de las dos partes haya personas convencidas de que la ruta ajena es la correcta. Los otros países, sea grandes o pequeños, podrán seguir la ruta de EEUU o de China, o más allá, explorar otra nueva, tales como la tercera posición propuesta por Juan Domingo Perón.
En todo caso, la existencia de dos opciones significa más posibilidad de la prosperidad para la humanidad, porque si una ruta llega al destino y la otra no, los países que caminan en ésta podrán aprender de aquélla para minimizar la pérdida. Sin embargo, si una de las dos opciones insiste en eliminar la otra antes de conocer el resultado de la competición, en caso de que la parte eliminadora no alcance al destino, la humanidad no tendrá futuro. Seguro que la eliminadora no va a creer que la ruta suya no sea la correcta, al igual que el rey Enrique VIII de Inglaterra(1491-1547), el que fortaleció al máximo el poder de la familia real, no podría creer que la actual reina Isabel II gozara de una jefatura de Estado simbólica. Los seres humanos nos limitamos a juzgar lo bueno y lo malo en función de las condiciones históricas en que nos encontramos, no somos capaces de tomar decisiones en nombre de las futuras generaciones.
Los países de América Latina, en su mayoría, comparten el valor de EEUU. El rendimiento de su práctica varía de un país a otro. No obstante, hasta la fecha, ninguno de los países de la región ha logrado alcanzar, en base del valor de EEUU, al mismo nivel, o por lo menos, al nivel inmediatamente inferior al de su vecino norteño. ¿Merece la pena que los latinoamericanos reflexionen sobre la aplicabilidad del valor de EEUU en sus condiciones locales? No infiero que América Latina lo cambie por el valor de China, al contrario, me pongo más convencido que los latinoamericanos de que el valor de China no va a funcionar en ese continente. Sin embargo, tal vez es necesario que ellos ¨aufheben¨ -término filosófico alemán, equivalente a ¨sublimar¨ en español-el valor de EEUU, a fin de concebir su propio valor que permita hacer realidad la prosperidad de todos los países de la región.