Carlos Miguel Pereira Hernández es Licenciado en Estudios Internacionales egresado del Instituto Superior de Relaciones Internacionales Raúl Roa García de La Habana. Ha realizado estudios de Postgrado en Relaciones Políticas Internacionales en la Facultad de Política Internacional de la Universidad de Beijing y Estudios del Idioma Chino en las Universidades de Lengua y Cultura de Beijing (BLCU) y Lenguas Extranjeras de Beijing (BFSU) . Ha sido Funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba por más de 30 años ejerciendo diversos cargos y responsabilidades, entre las que se encuentran Embajador de la República de Cuba en China en dos oportunidades (2006-2011) y desde el 2019, así como Embajador de la República de Cuba en Japón (2016-2019).

El 28 de septiembre de 1960 China y Cuba establecen relaciones diplomáticas después de un masivo mitin realizado en la Plaza de la Revolución por el líder Fidel Castro, convirtiéndose entonces en el primer país del hemisferio occidental en establecer relaciones diplomáticas con la República Popular China. ¿Cómo valoraría 60 años de relaciones diplomáticas entre China y Cuba, dos países Socialistas?

La conmemoración el pasado 28 de septiembre de los 60 años del establecimiento formal de las relaciones diplomáticas entre Cuba y China entraña un profundo significado histórico. El reconocimiento a la nueva China fue uno de los primeros actos de soberanía y de independencia de la naciente Revolución cubana, en ocasión de la histórica primera Declaración de La Habana, como digna respuesta a la decisión de los países miembros de la OEA, con la sola excepción de México, de romper las relaciones con la isla, al amparo de las presiones del gobierno estadounidense. Nunca antes en la historia de las relaciones internacionales, el acto de reconocimiento oficial a otro país había tenido un carácter tan espontáneo ni había contado con semejante legitimidad popular.   

A lo largo de estas seis décadas, Cuba ha tenido el privilegio histórico de haber sido pionera en la promoción de los intercambios con China. Sin embargo, lo verdaderamente trascendente no es haber sido los primeros, sino la manera cómo nuestros vínculos bilaterales han superado las pruebas del tiempo y continúan siendo hoy referencia indiscutible de los lazos que unen a China con América Latina y el Caribe.  

De igual manera, Cuba fue uno de los más fervientes defensores y patrocinadores de la restitución de los derechos de China en la ONU, hasta su reconocimiento como único y legítimo representante de su pueblo. El decisivo papel desempeñado por el gigante asiático dentro del sistema internacional, como elemento de equilibrio y progreso y como voz cercana a los intereses y posiciones de los países del Tercer Mundo, y las batallas mutuas libradas en los organismos internacionales, en defensa del multilateralismo, la lucha por la paz y la estabilidad mundial, constituyen también factores que aportan a las relaciones bilaterales una dimensión aún mayor.

Ambos países y pueblos han sabido construir profundos lazos históricos basados en la confianza mutua, la amistad inquebrantable, el apoyo y la comprensión recíproca, más allá de la distancia geográfica que los separa. Cada visita de los líderes de ambos países ha sido fuente de inspiración para continuar profundizando la cooperación y los intercambios sobre la base de la igualdad y el beneficio mutuo en diversos sectores.

Los consensos construidos en el último decenio, reflejan claramente una hoja de ruta de continuidad y a la vez, de reforzamiento sin precedentes del diálogo político y de la cooperación estratégica bilateral. Estos años se han caracterizado por un continuo proceso de perfeccionamiento, en constante búsqueda del beneficio mutuo y del desarrollo sostenible de ambos pueblos. El fluido diálogo partidista y gubernamental, unido al sistemático intercambio de experiencias en la construcción del socialismo, son hoy pilares esenciales de la sólida confianza mutua existente.

En medio del desafío global que representa la actual pandemia que azota al mundo, Cuba y China han demostrado con creces la valía de sus respectivos sistemas socialistas y han dado una lección al mundo sobre la importancia de hacer que prevalezca la solidaridad y la cooperación, por encima de la mezquindad, la prepotencia y la manipulación política.

Embajador usted estudio en la Universidad de Lengua y Cultura de Beijing (BLCU) desde 1991 a 1993, luego ha prestado servicio diplomático en varias oportunidades en la República Popular China, ha visto los cambios en China de los últimos 30 años ¿Cómo valoraría estos últimos treinta años de desarrollo de China? ¿Podría comentarnos sobre algunas de sus experiencias como estudiante y como diplomático en la República Popular China?

En efecto, mis vínculos con China datan de muchos años, desde que inicié estudios de idioma chino primero en el entonces Instituto de lenguas Extranjeras de Beijing, hoy Universidad de Lenguas y Cultura, entre 1991 y 1992, y posteriormente, en la Universidad de Beijing, donde continué estudios de chino en la Facultad de Lenguas Extranjeras y también un postgrado en Relaciones Políticas Internacionales en su Facultad de Política Internacional entre 1992-1993. Haber conocido China como estudiante extranjero constituye un privilegio muy grande, pues nos permite acceder a la vasta cultura, historia e idioma de este milenario país. Lo aprendido entonces fue clave para mi posterior desempeño como funcionario diplomático y Embajador en este país.

Muchas veces me preguntan qué se siente al ser designado dos veces en un mismo país como China y la verdad es que la sola referencia a ello me parece una noción alejada de la realidad, pues sencillamente la China que tuve ocasión de conocer en 1991, la que luego me encontré en el 2006 y a la que ahora retorno, son países distintos, resultado de circunstancias y desafíos muy diferentes. Esa es precisamente la dimensión del cambio que ha tenido lugar en esta hermana nación y su vertiginoso ritmo, que ha transformado el orden mundial tanto en lo económico como en lo político

Fui estudiante en una etapa histórica mundial muy compleja para el socialismo, tras el derrumbe del campo socialista en la URSS y en Europa del Este, y el recrudecimiento sin precedentes del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba. Fue también un periodo decisivo para China. Abrió una nueva etapa para el socialismo chino, particularmente de su proceso de reforma y apertura. En un contexto internacional dominado por las tendencias neoliberales y la supuesta derrota del socialismo, China introdujo su concepto de socialismo con características chinas y ha demostrado con éxito en la práctica las ventajas de su elección histórica.  

A lo largo de mi trabajo como diplomático en China he tenido privilegios históricos, como el de ser partícipe de la atención y el acompañamiento al Líder histórico de la Revolución cubana, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en sus dos visitas a China en 1995 y 2003, y también en las dos primeras visitas del General de Ejército y actual Primer Secretario del Partido Comunista cubano Raúl Castro Ruz, en 1997 y 2005 respectivamente. Todas fueron experiencias inolvidables que sentaron pautas en el quehacer bilateral.

También el privilegio de haber sido partícipe de la primera visita a Cuba de un Jefe de Estado chino, la del entonces Secretario General del PCCh y presidente Jiang Zemin, que tuvo lugar en un momento difícil para Cuba, cuando muchos daban por derrotada a la Revolución cubana, debido a las serias dificultades económicas derivadas de la desaparición de la Unión Soviética y el bloqueo de Estados Unidos contra la isla. Los cubanos nunca olvidaremos ese incomparable gesto de verdadera amistad, como lo calificó Fidel. Ambas visitas, la de Jiang Zemin en 1993 y la de Fidel en 1995 reafirmaron que ambos países se mantenían decididos a construir el socialismo de acuerdo con las características propias de cada nación.

Los resultados de China en estos últimos años han tenido un protagonista esencial: el Partido Comunista de China. El liderazgo del PCCh, su probada capacidad de gobernar y conducir a la nación por la senda socialista, pese a las adversidades del mundo exterior y la complejidad de los temas y problemas internos del país, evidencia la madurez y el prestigio de esta organización partidista que el próximo año celebrará el primer centenario de su fundación.

China se ha transformado en una de las economías más prósperas e influyentes en el crecimiento global, es ya la segunda por el tamaño de su PIB y se estima que para los próximos años romperá definitivamente la supremacía estadounidense de más de un siglo. Se ha convertido además en el principal exportador mundial, mientras sus importaciones continúan creciendo notablemente a un ritmo dos veces más rápido que las de Estados Unidos. Bajo la reforma y la apertura al exterior se ha producido el proceso de industrialización y de urbanización más intenso y rápido que haya conocido la historia hasta nuestros días.

Embajador, uno de sus últimos artículos se titula: “Ni en tiempos de pandemia cesa el bloqueo: Donativo de poderosa empresa china para COVID-19 no puede llegar a Cuba”. ¿Podría hablarnos sobre la cooperación entre China y Cuba en la lucha contra el Covid-19?

El artículo al que se refiere lo publicamos en el Blog de la Embajada el 1 de abril y fue replicado en medios chinos e internacionales. Como se sabe, ni siquiera en medio de la pandemia, el gobierno de Trump dejó de reforzar el bloqueo contra Cuba. La prohibición del gobierno estadounidense a sus empresas transitarias a canalizar suministros médicos y donativos a Cuba para el combate contra la Covid-19, añadió sin dudas mayor crueldad al bloqueo e hizo más negativo su impacto en la población cubana. Ni siquiera el noble y  encomiable esfuerzo de la Fundación Jack Ma, que alcanzó a más de medio centenar de países en todo el mundo, incluyendo los propios Estados Unidos y 24 países de América Latina y el Caribe, pudo tocar suelo cubano, debido a que la empresa transportista estadounidense contratada para hacerlo, declinó a última hora su encomienda bajo el argumento de que las regulaciones del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto contra el país de destino, recrudecido por la administración de turno en EEUU, le impedían hacerlo.

El bloqueo impide a Cuba acceder, en condiciones similares a las de otros países, a recursos y tecnologías necesarias para luchar contra la pandemia. La llegada a la isla de donativos y de suministros médicos se dificulta cada vez más debido a las restricciones que el bloqueo impone a bancos, compañías aéreas y navieras. El bloqueo por tanto no es una excusa, ni un asunto bilateral, como muchas veces se trata de presentar, es un obstáculo real y fundamental para el desarrollo y el bienestar del pueblo cubano, y por sus efectos extraterritoriales, afecta también a todos los países del mundo.

Bajo el firme liderazgo de sus respectivos Partidos Comunistas, y de acuerdo con sus realidades específicas, Cuba y China han lanzado, respectivamente, batallas decisivas para prevenir y controlar la propagación del COVID-19, teniendo como premisa prioritaria e innegable, la salvaguarda de la vida de la gente. El inestimable apoyo recibido desde China, a través de más de 200 toneladas de suministros médicos, medicamentos y equipamientos, nos permitió, como ya señalamos, romper el criminal bloqueo criminal que ni siquiera nos ha dejado un respiro en el contexto del combate contra la pandemia.

Las circunstancias excepcionales impuestas por la pandemia, lejos de debilitar la cooperación entre los dos países, reforzó la tendencia hacia su ampliación y diversificación. Ambos han unido esfuerzos para apoyar y expresar solidaridad hacia otros países, con un alto grado de generosidad, solidaridad y de compromiso político.

Para Cuba, los resultados en el enfrentamiento a la COVID-19 se sustentan principalmente en su sólido sistema de salud y las fortalezas de su potencial científico. Por ejemplo, la aplicación de 22 productos biotecnológicos innovadores en diferentes protocolos de investigación clínica para prevenir la infección en una población de alto riesgo y para tratar y controlar a pacientes graves y críticos con el virus. Gracias a estos productos, más del 89% de los pacientes críticos o gravemente enfermos en Cuba han terminado recuperándose, mientras que en el resto del mundo el 80% de los que llegan a ese estado terminan falleciendo.

El Interferón alfa 2b recombinante humano, fabricado por la empresa chino-cubana Changchun Heber Biological Technology Co., Ltd con tecnología cubana, a pedido de la Comisión Nacional de Salud de China, fue utilizado con éxito en el combate contra el virus en 11 provincias chinas. Brigadas médicas cubanas y expertos médicos chinos han compartido experiencias en varios países, así como entidades científicas de ambos países han colaborado además en el desarrollo conjunto de medicamentos y productos para el combate contra la COVID-19.

En otras palabras, Cuba y China se han ofrecido solidaridad y apoyo mutuos, convirtiendo la lucha conjunta contra la COVID-19 en un nuevo símbolo de amistad y en ejemplo de cooperación paradigmática tanto a nivel bilateral como global.

En noviembre del año 2018 Cuba suscribió el Memorando de Entendimiento de la Franja y la Ruta de la Seda del siglo XXI, además China figura como el primer socio comercial de Cuba. ¿Cómo se insertaría Cuba en la Iniciativa de la Franja y la Ruta del siglo XXI?

La firma de Cuba del Memorando de Entendimiento sobre la Construcción Conjunta de la “Franja y la Ruta” en 2018, resultó un paso significativo en la voluntad de ampliar de manera integral los nexos bilaterales e identificar sectores que pudieran marcar el trabajo conjunto entre ambos países y promover la colaboración efectiva bajo esta iniciativa, incluyendo la cooperación médica a través de la denominada Ruta de la Seda Sanitaria.

A partir de entonces, se han identificado sectores que pudieran promoverse como parte de la colaboración efectiva en esta Iniciativa, en especial proyectos vinculados al turismo, las energías renovables, las comunicaciones, la salud, biotecnología y la ciencia y la tecnología. Cuba ha tomado parte activa en los dos Foros de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional celebrados en Beijing en el 2017 y 2019, con delegaciones de alto nivel, expresión de interés del gobierno cubano avanzar en la implementación práctica de esta plataforma de integración liderada por China. Por su carácter inclusivo y por los sectores que abarca, consideramos que dicha iniciativa marca una nueva etapa para las relaciones entre ambos países, lo cual favorecerá el desarrollo económico y social de ambas naciones.

En este contexto, un área importante para la cooperación lo es, sin dudas, la inversión extranjera en la que China tiene mucho que aportar, sobre todo en el desarrollo de infraestructura como aeropuertos, puertos, carreteras, infraestructura turística, telecomunicaciones, así como en proyectos vinculados a las energías renovables, la biotecnología y la salud, que se refuerzan a partir de la COVID-19, en la que Cuba está jugando un papel protagónico en la región.

Valoramos altamente la extensión de la Iniciativa de la Franja y la Ruta hasta nuestra región, sus nuevas dimensiones, el reforzamiento del Foro de Cooperación China-CELAC, que nació de los acuerdos adoptados en la II Cumbre de la CELAC celebrada en La Habana; espacios todos que suponen para nuestros países oportunidades únicas para el desarrollo de infraestructuras, el mejoramiento de la conectividad regional y la construcción de mecanismos de control y prevención en el ámbito de la salud, anunciados recientemente por el Consejero de Estado y Canciller Wang Yi, durante el encuentro virtual con sus homólogos de la región.

En los últimos años, China se ha consolidado como el principal mercado de las exportaciones cubanas de bienes y de manera promisoria, crece su importancia como destino de nuestros servicios médicos y educativos, con la presencia creciente de personal médico cubano en varias regiones chinas y crecientes perspectivas para los intercambios educacionales. Crece la inversión mutua en ambos países, con la creación y consolidación de empresas mixtas en el sector biotecnológico y turístico en el caso de China, y en el sector de infraestructura, manufacturas, energía y otros en el caso de Cuba. Se refuerza además el comercio bilateral y la cooperación, a través de la ejecución de importantes proyectos asociados a la modernización de la infraestructura, a las fuentes renovables de energías y a otros negocios de interés mutuo, con participación de empresas chinas.

Hoy no existe sector en las relaciones que no esté directamente conectado a un intercambio fluido y mutuamente beneficioso. Nuestros vínculos presentan una sólida base histórica con una profundización permanente en el tiempo de los lazos políticos, económicos-comerciales, culturales, educativos y de intercambio pueblo a pueblo.

Embajador, hablemos un poco ahora sobre la cooperación académica entre Cuba y China. ¿Qué papel cree usted que debe desempeñar los centros de investigación en la producción de conocimiento y en el fortalecimiento de la cooperación entre ambos países?

La historia de estas seis décadas no podría escribirse sin el esfuerzo del sector académico de ambos países, tanto en el ámbito de las ciencias sociales como básicas, lo que ha permitido compartir y acercar las visiones respectivas sobre diversos temas de interés común, fomentar la imprescindible confianza política y la comprensión recíproca que constituye base importante de los vínculos entre los dos países.

La conmemoración de estos 60 años que según la tradición china supone el cierre de un ciclo de vida y el comienzo de otro, ofrece una valiosa oportunidad no sólo para mirar retrospectivamente el camino recorrido y lo alcanzado, sino también y sobre todo, proyectar una mirada hacia el futuro de la cooperación bilateral en diversas áreas y sus perspectivas. Los centros académicos de ambos países tienen mucho que aportar al desarrollo continuo y sostenible de las relaciones cubano-chinas y de China con la región de América Latina y el Caribe.

En la actual coyuntura los centros académicos vinculados a las ciencias sociales tienen mucho que aportar al desarrollo continuo de las relaciones bilaterales y con la región de América Latina y el Caribe. En nuestra apreciación, resulta imperioso continuar intercambiando informaciones y análisis sobre las potencialidades de los vínculos en sectores estratégicos, y su proyección resulta decisiva para identificar las oportunidades, anticiparnos a las dificultades, prever posibles vías de solución, así como proyectar tendencias y estrategias más efectivas y coherentes en favor del desarrollo continuo y sostenible de las relaciones bilaterales.

En el mundo actual, Cuba y China comparten la visión común de promover la ciencia, la tecnología y la innovación. La soberanía está en el conocimiento, para nuestro héroe nacional José Martí “la razón es nuestro escudo”, por lo que se necesita la ciencia para disminuir los límites de la ignorancia y aumentar la capacidad para resolver los problemas. Un mejor estándar de vida puede lograrse en un país que disponga de recursos humanos altamente calificados, formados en centros capaces de crear conocimientos y de formar profesionales que puedan innovar y crear.

La respuesta dada por los científicos de ambos países en medio de la COVID-19 es un buen ejemplo de ello. China, con sus cinco candidatos vacunales contra la COVID-19 y Cuba, con sus cuatro candidatos y casi una decena de medicamentos innovadores que han probado su alta eficacia en el combate contra la pandemia, constituyen ejemplos de ese esfuerzo a nivel global. Esta es un área concreta, como ya hemos explicado, en la que ambas partes hemos acordado fortalecer la cooperación.

Esa experiencia práctica sugiere que la unidad ciencia-gobierno será clave, deberá constituirse en una pauta de trabajo, en un modelo que, con las particularidades de cada caso, debe emplearse para enfrentar de manera exitosa los desafíos y las tareas más importantes que demanda nuestro desarrollo.

El éxito de un país no solo se debe al buen manejo de las políticas macroeconómicas, a decisiones empresariales adecuadas o a oportunidades del mercado nacional e internacional, depende también de su gestión del conocimiento y es fundamental disponer de una capacidad científica actualizada y tener un conocimiento profundo de los recursos y posibilidades.

Desde hace varios años funcionan además el Grupo de Trabajo intergubernamental para la cooperación en materia de biotecnología y la Comisión Mixta en materia de Ciencia y Tecnología que han probado su validez como mecanismos para promover la cooperación bilateral y la realización de proyectos de investigación conjunta entre instituciones de ambos países. Hoy son varios los proyectos que se llevan a cabo en áreas diversas como la nanotecnología, las ciencias de la vida, la agricultura, las nuevas energías, el desarrollo conjunto de medicamentos y vacunas, los cuales permitirán una articulación cada vez mayor entre los centros de investigación de ambos países. Ambas partes han identificado además otras áreas de trabajo de gran interés relacionadas con la promoción de los parques científico-tecnológicos, el programa de Jóvenes Científicos Talentos (TYSP), auspiciado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de China, así como modalidades de entrenamiento, gestión de la ciencia, la tecnología y la innovación.

Por CVEC

El Centro Venezolano de Estudios sobre China (CVEC) es el primer y único centro de investigación dedicado exclusivamente a los estudios sobre China dentro de la República Bolivariana de Venezuela. Fundado el 13 de junio de 2017 por jóvenes profesores e investigadores provenientes de la Universidad Central de Venezuela, el CVEC ha planificado desde su creación, la conformación de un equipo de investigadores provenientes de distintos espacios intelectuales y profesionales, cuyas capacidades de análisis y comprensión sobre las realidades que configuran el mundo de hoy y del futuro coincidieran en esta instancia de gestión académica e intelectual.

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